Art<35 BS 2017 es un concurso convocado por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, organizado por la Asociación Art<35 y que cuenta con la colaboración de la galería Trama, la Sala Parés y la Fundación Banco Sabadell, con el objetivo de seleccionar a artistas para participar en esta exposición centrada en la creación joven y darles así la oportunidad de exponer sus trabajos en las que se cuestionan el mundo.
Un año más, el jurado está compuesto por diferentes profesionales relacionados con el sector artístico como por ejemplo: Miquel Molins, presidente de la Fundación Banco Sabadell; Ignasi Aballí, artista; Sergi Aguilar, artista y director de la Fundación Suñol; Carlota Álvarez Basso, Matadero, Madrid; Teresa Grandas, conservadora del MACBA; Frederic Montornés, crítico de arte y comisario de exposiciones; Elena Blanch González, degana de la Facultad de Belles Arts de la Universidad Complutense de Madrid; entre otros.
Más sobre las 10 obras y artistas seleccionados
Gabriel Coca (Pamplona, 1989), crea lugares que invita a habitar con la mente, para ello explora el efecto que parámetros como el color, el contraste, la gradación de tonos o la pincelada. Los lugares que pinta son abstracciones de su experiencia del mundo físico, de la búsqueda constante de cómo poblarlo, de la lucha entre el antes y el ahora.
Adrià Gamero (Olot, Girona, 1988), explora territorios periféricos entre la naturaleza y la urbe. Su obra dirige la mirada del espectador hacia la relación del hombre con el territorio, el cambio de usos y las consecuencias de la intervención. Su objetivo es descubrir realidades que tienen poca visibilidad en nuestra cultura.
Héctor Hernández (Castellón, 1988), plantea desde el arte la relación del hombre con el entorno. Las fotografías que presenta son de cabañas que el artista ha construido con los materiales que ha encontrado en un lugar no predeterminado, tras un recorrido de varias horas por los alrededores de la localidad de Leveld, Noruega. El carácter provisional de estos refugios expresa la interacción con el entorno sin querer dominarlo.
Asensio Martínez Soler (Albaida, Valencia, 1988), indaga sobre el objeto artístico y su relación con el espacio a partir del corpus artístico y teórico de Richard Wagner. Desde los límites de una escultura surgida de la obsesión del artista por la figura de Wagner y, a partir de ahí, de las posibilidades plásticas y poéticas de los materiales de los que se vale la obra que se inmiscuye en el sondeo del espacio desde la perspectiva escenográfica.
Esther Navarro (Valencia, 1988), se adentra en el medio pictórico desde la fotografía digital. Toma como punto de partida las propiedades del color, la luz y la composición que son elementos comunes a los dos lenguajes y explora el valor plástico de registros fotográficos marginales.
Joan Pallé (Lleida, 1989), sus fotografías documentan las intervenciones con mensajes escritos que realiza en diferentes espacios públicos. Los textos son composiciones tipográficas sencillas que gracias a recursos como la repetición de una palabra o la alteración de caracteres subrayan o introducen un giro en su sentido, al tiempo que interactúan con los emplazamientos elegidos y hacen emerger nuevos significados.
Jorge Pérez Higuera (Guadalajara, 1989), traslada la aplicación informática AdBlock, que se utiliza para bloquear la publicidad cuando se navega por internet, a los espacios públicos. Convierte las vallas publicitarias en pantallas en blanco que sugieren diferentes reflexiones sobre cómo vivimos la publicidad.
Carlos Peris (Sagunto, Valencia, 1991), parte de la necesidad de edificar un nuevo orden para la creación y negar el legado artístico que diferencia técnicas, estilos y generaciones; de crear una obra que exprese el rechazo a la dictadura de procedimientos y categorías tradicionales. Se acerca a la pintura desde el soporte, alterando la jerarquía de los componentes del cuadro, tradicionalmente organizados en función de la imagen.
Luciana Rago (San Juan, Argentina, 1982), plantea su trabajo desde la pintura. Juega con la flexibilidad de diferentes tipos de papel para convertir el soporte pictórico, previamente trabajado con tinta y acuarela, en un elemento maleable que integra las propiedades volumétricas de la escultura.
Javier Rodríguez Lozano (Madrid, 1992), establece un paralelismo entre la vida de los graffitis en la ciudad (pintar, borrar, pintar de nuevo) y las funciones de edición de algunos programas informáticos (hacer, deshacer y rehacer). Las obras muestran superficies de mármol intervenidas con pintadas y tags de grafiteros en distintos estados de conservación, por lo que las inscripciones inician un diálogo con los dibujos del soporte y componen imágenes abiertas a múltiples sugerencias.