Desde hace tres años, impulsamos junto a la Escuela Superior de Música Reina Sofía el programa de ‘Innovación y Emprendimiento Musical’ dirigido a estudiantes de la Escuela con el objetivo de ofrecerles herramientas y habilidades para poner en marcha sus propios proyectos musicales, además de acercar la música clásica a todos los públicos. Hemos hablado con la directora general de la Escuela, Julia Sánchez, para saber más detalles de cómo está evolucionando este programa.
¿Qué acogida está teniendo entre los alumnos de la Escuela el programa de ‘Innovación y Emprendimiento Musical’? Muy positiva. Los jóvenes músicos son muy conscientes de la velocidad a la que está cambiando el mundo en general y el de la música en particular. La Escuela dedica muchísimo esfuerzo a las habilidades técnicas, a la interpretación musical, porque es lo fundamental, pero, gracias al Programa de Innovación y Emprendimiento Musical, los alumnos se dan cuenta de que necesitan progresar también en habilidades de otro tipo, como el storytelling, la comunicación, la gestión de proyectos y de la propia carrera, la innovación en formatos de concierto, la generación de nuevos públicos, etc. Y no se trata solo de desarrollar estas habilidades, sino de provocar en los alumnos una reflexión sobre el tiempo que vivimos y el rol que la música y los músicos deben desempeñar en él, sobre el poder transformador de la música a la hora de afrontar retos sociales y sobre la capacidad que tiene la música para crear un espacio de convivencia pacífica entre personas de distintas procedencias y características.
Una vez acaban el programa, ¿qué impacto tiene en los participantes? ¿Siguen con los proyectos que comienzan en el programa? ¿Les cambia la perspectiva de su futuro como músicos o emprendedores del sector? Es indudable que el programa les hace tomar conciencia de la responsabilidad que tienen y de lo mucho que, como músicos, tienen que aportar a los demás. Además, fomenta su capacidad de concebir proyectos y desarrollarlos. Como dijo el gran arquitecto Renzo Piano en el concierto-homenaje que le organizamos el verano pasado, «para ser creativo basta con querer serlo». El programa de Innovación y Emprendimiento enseña a nuestros alumnos que, si de verdad lo quieren, pueden ser mucho más creativos de lo que pensaban en los terrenos artístico, social y tecnológico.
¿Cómo valoran los jóvenes músicos recibir este tipo de herramientas para poner en marcha sus propios proyectos? Ellos son conscientes que la música clásica tiene que adaptarse al siglo XXI y lo valoran mucho. Tener una actitud emprendedora es una actitud necesaria en cualquier profesión y también en la música. Hemos puesto cada vez más énfasis en la parte práctica del programa en los que los alumnos desarrollan proyectos propios con la ayuda de un coach y menos énfasis en la teórica. Esto ha sido muy valorado por los alumnos.
¿Y la propia Escuela? ¿Qué valoración hacéis tras las anteriores ediciones de los resultados obtenidos? Es una satisfacción haber sido capaces de liderar este campo en España en la educación musical con un proyecto que resulta innovador en múltiples facetas. Hemos abierto camino, por ejemplo, al desplegar el programa en tres campos: artístico, social y tecnología, y también al dotar a los proyectos que lo han merecido de un presupuesto para su desarrollo. El programa de Innovación y Emprendimiento Musical busca, sobre todo, apoyar a los músicos en su proceso de profesionalización, algo que debería ser obligatorio y estar en todos los centros de educación musical superior. Nosotros lo tenemos integrado en el programa máster. El próximo 9 de mayo organizamos una jornada de trabajo con conservatorios superiores de España, para compartir con ellos nuestras reflexiones sobre este programa.
“el avance tecnológico sin humanismo será un fracaso”
¿Qué aspectos crees que son necesarios para mejorar el futuro de estos jóvenes talentos? Cuando miro al futuro que van a encontrar nuestros alumnos, veo un ambiente profesional extremadamente competitivo en el que el nivel musical es cada vez más alto. El nuestro es un sector de tamaño reducido. Es frecuente que los músicos estén pluriempleados y tengan que desarrollar proyectos más allá de la interpretación musical. El músico de hoy y del futuro, tiene que alternar la docencia, con la música de cámara y con la orquesta, muchas veces en calidad de intérprete free-lance. Para poder aprovechar las oportunidades que ofrece este contexto, los músicos necesitan herramientas para poder trabajar en frentes distintos, desarrollar nuevas habilidades y actitudes y animarles a abrir la mente para que se sientan cómodos en nuevas realidades.
Conseguir que la cultura en general, y la música en particular, sigan siendo relevantes es un desafío que debe afrontar la sociedad en su conjunto empezando por las administraciones públicas. Los centros educativos del ámbito de la cultura tenemos una tarea fundamental también de conectar la cultura con los distintos ámbitos y desafío de la sociedad. Pienso que todo el esfuerzo y la creatividad que se viene desplegando desde hace años en favorecer las disciplinas “stem” (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), quedará incompleto si no introducimos con mucha fuerza en esta fórmula la “a” de arte. Para un desarrollo completo de la persona y de la sociedad, es necesario fomentar el “steAm”, el avance tecnológico sin humanismo será un fracaso.