
En el corazón de Córdoba, donde la historia y la cultura se entrelazan en cada rincón, se erige un lugar donde jóvenes de todo el mundo se encuentran para compartir su pasión artística: la Fundación Antonio Gala.
Desde su creación, este espacio ha sido un refugio para jóvenes artistas de todas las latitudes, dándoles la oportunidad de explorar, crecer y compartir su talento. Situada en el antiguo convento carmelita, cada rincón cuenta una historia.
A lo largo de los años, la Fundación ha acogido a innumerables jóvenes talentos, ofreciéndoles no solo un espacio físico, sino también un entorno emocional y profesional que les permite florecer, mediante sus residencias artísticas y proyectos. Bajo la dirección de un equipo entusiasta, la Fundación ha expandido sus horizontes, llevando su misión de apoyo al talento joven más allá de Córdoba.
Hace pocos días, la Fundación ha despedido a la promoción de jóvenes artistas número 23. Así, mientras en Córdoba se despedía a la última promoción que llegó en octubre, formada por quince artistas nacionales e internacionales, el presidente de la fundación, Francisco Moreno, reconoció que ya están “recibiendo las nuevas solicitudes para la próxima promoción que sería la 24”.
La 23 promoción ha estado formada por los artistas plásticos y visuales Arturo Garrido Velilla (Madrid), Rosa María Medina Morillas (Jaén), María Eugenia Ortiz Mérida (Priego de Córdoba, Córdoba), Manuela Rodríguez Tovar (Cádiz), Laura Sánchez Avilés (Córdoba) y María Susinos Sancho (Liendo, Cantabria), así como por los escritores Érika Ambrosio Muñoz (Madrid), Yordan Arroyo Carvajal (Alajuela, Costa Rica), Nicolás Carreira Pena (Lugo), Francisco Jácome García (Xalapa, Veracruz, México), Diego Javier Martín Ramos (La Habana, Cuba), Pedro Muñoz-Calero Franco (Madrid), Pedro Ramos Romero (Cortegana, Huelva) e Isabel Riquelme Llompart (Huelva); y por el músico Gil Miguel Monteagudo Ruiz (Cenizate, Albacete).
Durante la ceremonia, el presidente de la fundación, Francisco Moreno, destacó la calidad y el compromiso de los quince artistas nacionales e internacionales que han formado parte de esta promoción: “Ha sido un grupo muy activo y con gran solidaridad interna entre ellos”. Así, mientras despedimos a la promoción número 23, celebramos no solo su talento, sino también el espíritu indomable de la Fundación Antonio Gala, que continúa inspirando y apoyando a los jóvenes creadores, hoy y siempre.
“La residencia me ha permitido dialogar, cambiar y, sobretodo, escucharme y escuchar a los demás” destaca Érika Ambrosio, artista residente de la 23ª promoción.
Para la Fundación Banco Sabadell, la colaboración con instituciones como Antonio Gala permite seguir promoviendo el desarrollo cultural y artístico, como un pilar fundamental en el apoyo a los jóvenes talentos.


