La muestra pretende dar a conocer la utilidad de estos pequeños objetos que fueron cambiando de forma y de decoración a lo largo de los siglos de dominio romano. Es un objeto generalmente hecho de cerámica, aunque también existen ejemplares realizados en bronce, que servía para iluminar ya que la lucerna está provista de un depósito en el que se vertía el aceite o el combustible y del que salía una mecha que se prendía. Son objetos de pequeño tamaño en general, aunque también existían algunos con un depósito de almacenaje mayor.
Antecedentes. Las lamparillas se documentan desde momentos neolíticos, en la Prehistoria. Se conocen ejemplares fenicios y áticos que suelen adoptar forma de recipientes o cuencos abiertos, sin cubrir, al igual que en época ibérica, en cuyo interior se depositaría el material necesario para la combustión.
Partes de una lucerna. La lucerna consta de un depósito en el que se almacena la materia grasa, un canal en el que se instala una mecha y, a veces, un asa para sujetar la pieza. El depósito suele ir cubierto y sobre él se desarrollan, aunque no siempre, diferentes escenas y motivos iconográficos.
Se podrá visitar en el Museo Arqueológico de Alicante a partir del 1 de agosto.